Iglesia
Iglesia
Bienvenidos a

La Casa de mi Padre

"Donde todos tienen un lugar"
Iglesia
Iglesia
Iglesia
Iglesia
Iglesia
Iglesia
Iglesia
Iglesia
La Casa de mi Padre
Ir al blog
Psicología

¿Conoces cómo eres?

Rotceh
Rotceh Rivas de Peña
¿Conoces cómo eres?

No estoy hablando de lo que otros piensan de ti, ni de las etiquetas que el mundo ha querido colocarte desde tu infancia, ni siquiera de lo que tú a veces crees de ti mismo en tus momentos de desánimo. Me refiero a conocer la verdad que Dios ha depositado en tu ser.

Porque sí, en ti hay un arsenal celestial, lleno de capacidades, talentos, habilidades, carácter, temperamento, dones y propósito. Pero… ¿los conoces?

Conocer quién eres es fundamental para vivir como hijos de Dios

Moisés preguntó: “¿Quién soy yo para ir al faraón?” (Éxodo 3:11). El problema no era el llamado de Dios, ¡era el desconocimiento que Moisés tenía de sí mismo! Dios había puesto en él un llamado, un carácter moldeado en el desierto, una autoridad espiritual… pero él no lo veía.

¿Cuántos de nosotros hoy seguimos parados frente a nuestros desafíos diciendo: “¿Quién soy yo?”, cuando Dios ya nos ha equipado con todo lo necesario.

Cuando ignoramos nuestras capacidades, habilidades, talentos, temperamento, carácter, y personalidad, no podemos asumir los desafíos que la vida y el Reino de Dios nos presentan.

Hay una verdad que necesitas aceptar: Eres portador de un propósito divino

Efesios 2:10 dice: “Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas.”

¡No fuiste creado al azar! Fuiste formado con intencionalidad. Tu personalidad no es un error, tu temperamento no es un obstáculo, tus habilidades no son casuales. Todo en ti fue hecho con propósito.

Y no solo eso: el Espíritu Santo sigue trabajando en ti hoy. ¡Tú eres un proyecto activo del cielo! Hay cosas en ti que Dios quiere que descubras y desarrolles.

El autoconocimiento es responsabilidad espiritual

Romanos 12:3 nos exhorta a “no tener más alto concepto de sí que el que se debe tener, sino pensar de sí con cordura”. No es soberbia conocerse, es obediencia. No es orgullo reconocer lo que Dios ha puesto en ti, es humildad responsable.

Piensa en esto: el apóstol Pablo sabía quién era y qué dones tenía. Pedro conocía su llamado. David enfrentó a Goliat porque sabía qué habilidades tenía con la honda. No esperaron que alguien más los validará, su identidad estaba anclada en Dios.

Tus debilidades también forman parte del diseño

Quizás tú digas: “Pero yo tengo un carácter fuerte”, o “yo soy tímido”, o “me cuesta expresarme”. Bueno, eso no es impedimento para Dios, es materia prima para su Gloria (2 Corintios 12:9)

Recuerda a Moisés: tartamudo. Jeremías: inseguro. Pedro: impulsivo. Pablo: con un “aguijón”. Todos fueron usados, no a pesar de sus debilidades, sino en medio de ellas.

Porque donde tú ves un límite, Dios ve una oportunidad para mostrar Su poder.

Recuerda: eres más de lo que tú mismo crees

Dios no solo te salvó, te equipó. Hay potencial en ti que aún no se ha manifestado. Hay dones que el Espíritu Santo quiere activar. Hay batallas que puedes ganar. Hay puertas que puedes abrir. Hay personas a las que puedes impactar.

Pero nada de eso ocurrirá si sigues viviendo sin conocer cómo eres, sin valorar lo que tienes y sin despertar lo que Dios ha depositado dentro de ti.

Descubre, desarrolla y despliega tu arsenal interior

No hay nadie como tú. Nadie con tu combinación de dones, tu historia, tu aprendizaje, tu proceso. Eres único.

¿Tienes habilidades con la música? ¿Con las palabras? ¿Tienes una personalidad que anima a otros? ¿Un corazón compasivo? ¿Una mente estratégica? ¿Manos para servir? Todo eso no es casualidad: es parte de tu arsenal.

El enemigo teme que descubras lo que tienes, porque una persona que se conoce, se vuelve peligrosa para él.

Vivimos en un tiempo donde el enemigo quiere producir una generación confundida, comparada, insegura y estéril en sus dones. Pero hoy el Espíritu Santo quiere afirmarse con estas palabras: Conócete. Acéptate. Desarróllate. Entrégate.